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En la actualidad, hemos aceptado un ritmo de trabajo que puede llegar a ser poco saludable. Sin embargo, mientras asumimos más trabajo y responsabilidades, trabajamos más horas y lidiamos con mayores niveles de estrés, nuestra mente y nuestro cuerpo pagan el precio. Es así como el síndrome del burnout es una de las consecuencias más graves de llevar una vida profesional tan ajetreada.

Debido a esta afección pueden desarrollarse una serie síntomas fisiológicos y psicológicos, que afectan significativamente la calidad de vida en general, por lo que es importante consultar a un especialista con Maestría Diagnóstico y Tratamiento Psiquiátrico de los Trastornos Relacionados con la Ansiedad para tratarlos. Los factores de estrés que se producen en el puesto de trabajo pueden afectar la vida de una persona de diversas maneras, a continuación se detallan los principales signos de advertencia de este síndrome y su respectivo tratamiento.

¿Cómo reconocer el síndrome de burnout?

Detectar las primeras señales de advertencia de burnout puede ser complejo, ya que la condición puede desarrollarse durante semanas o meses, a medida que su respuesta al estrés laboral evoluciona.

Los síntomas varían dependiendo de la persona. Los individuos afectados por este síndrome pueden experimentar agotamiento mental y presentar algunos de los siguientes síntomas psicológicos: reducción del rendimiento y la productividad, ansiedad, desapego, sensación de desgana, bajo estado de ánimo, dificultad de concentración, falta de creatividad, cansancio, actitudes negativas hacia los compañeros o el trabajo, bajo compromiso con el papel, pérdida de objetivos, ausentismo, rapidez para enfadarse, cambio de trabajo, cinismo, adormecimiento emocional y frustración.

Algunos síntomas físicos son: agotamiento, dolores generalizados, dolores de cabeza, trastornos gastrointestinales, hipertensión, dificultad para dormir, interrupción en el ciclo de sueño y tensión muscular.

Signos de burnout en trabajos específicos

Los empleados pueden empezar a mostrar signos de forma ligeramente diferente, dependiendo de las exigencias de su trabajo y del contexto en el que se encuentren. A continuación, se presentan algunas profesiones con mayores índices de burnout.

Personal hospitalario

El personal hospitalario con más probabilidades de verse afectado por el burnout es el siguiente: enfermeros, médicos y cirujanos, personal administrativo y técnicos en salud. Los síntomas incluyen fatiga y falta de sueño, que puede deberse a trabajar muchas horas y, a menudo, de forma irregular, así como a la incapacidad de desconectarse al terminar la jornada.

Terapeutas y consejeros

Un signo principal de que un terapeuta, consejero o trabajador social puede estar experimentando agotamiento emocional puede implicar el desarrollo de una falta de interés en los pacientes y sus dificultades.

La fatiga por compasión puede producirse por sí sola, pero también puede ocurrir como resultado del estrés traumático secundario (ETS). El ETS se produce cuando la sensación de recibir constantemente material sensible o desencadenante lleva a las personas que desempeñan estas funciones a experimentar una disminución de la compasión con la que reaccionan ante el material sensible. Esto puede manifestarse como una disminución del interés en los clientes y/o sus problemas, o como una falta de disposición a comprometerse con ellos.

Profesores

Los profesores experimentan un alto nivel de agotamiento, porque la enseñanza es un trabajo con múltiples elementos, cada uno de los cuales presenta sus propios retos emocionales e intelectuales.

Entre los factores que suelen contribuir al agotamiento de los docentes se encuentran las largas horas de trabajo y la presión que experimentan al ser evaluados regularmente. Otro factor de estrés es la necesidad de prestar apoyo a alumnos de muy diversa procedencia y con distintas necesidades emocionales y educativas, sin contar con un sistema oficial de apoyo al personal de la escuela o el colegio.

Tratamiento

No existe un tratamiento fijo para el burnout. Sin embargo, mediante la toma de decisiones proactivas y con apoyo terapéutico se puede modificar su entorno de trabajo y sus actitudes hacia él, de manera que se separen o compriman los componentes que causan este síndrome.

El primer paso para combatir este síndrome es comprender los factores que contribuyen a él: las personas, los procesos y los rasgos de personalidad que pueden llevarle al límite. Si no se aborda cada una de las circunstancias, siempre se correrá el riesgo de agotamiento.

Sin embargo, también es importante recordar que el burnout rara vez es totalmente culpa de la persona. Existe un estigma en torno al síndrome de agotamiento que hace que la gente piense que se debe únicamente a la carga de trabajo o a la incapacidad para manejar el estrés. Pero en muchos casos, las causas están fuera de su control.

Conclusión

La experiencia del burnout es única para cada persona, y el tratamiento puede requerir un enfoque especialmente adaptado, teniendo en cuenta las circunstancias de la vida de la persona y su historial médico y profesional.

Si entiendes qué causa el síndrome de burnout, cómo se manifiesta en tu vida diaria y cómo puedes prevenirlo, contrarrestarlo y recuperarte de él, podrás comprometerte a llevar una vida más feliz y saludable en el trabajo y en casa.

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